lunes, 8 de febrero de 2016

El mirar hacia otro lado


"...Pero tú siempre acuérdate de lo que un día yo escribí..."
Eso decía Joan, siempre se ha de explicar la verdad porque algún día se hará justicia y los que pretendan esconderla o borrarla tendrán que dar explicaciones.
 
 
 
La escuela que tanto presumía de su educación tendrá que dar muchas explicaciones.
Os dejo el capítulo del libro de Joan "Reproches Inválidos" que él escribió mediante un programa de reconocimiento de voz donde también se menciona dicho colegio "Col·legi Maristes Sants-Les Corts", no por un tema de abusos pero sí por "el mirar hacia otro lado" con unos de los mayores problemas por los que sufría Joan.
Y después de leerlo que cada uno juzgue... 
 
 REPROCHES INVÁLIDOS
(recopilatorio bilingüe)
Joan Garrido Alegria
Primera edición, diciembre 2006 (20 ejemplares)
Segunda edición, enero 2009 (20 ejemplares)
Está autorizada la reproducción parcial del texto contenido en este libro sin la previa autorización escrita de los titulares del Copyright, siempre y cuando se haga mención del origen y del autor. No sería elegante, la reproducción total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, como la reprografía y el tratamiento informático.
© 2006 - 2009 Joan Garrido Alegria
El texto original del autor ha sido inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual con el número de asiento registral 02/2006/3683 de fecha 23/03/2006.
Este libro ha sido escrito enteramente por el autor mediante un programa de reconocimiento de voz (Dragon Naturally Speaking).
Por imperativo legal se deja constancia que cualquier nombre, personaje, circunstancia o lugar que aparecen en este libro son ficticios, o dicho de otra forma, todo es una mera invención del autor por lo que cualquier parecido con la realidad es pura, aunque insultante, coincidencia.
Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Si te gusta déjaselo a un amigo pero recuerda que hay dos clases de tontos; el que deja un libro y el que lo devuelve.
http://joangarrido.blogspot.com/
" Buscaros y os encontraréis "
J. G. A.
 
 
 
La escuela

 

Estamos ante un tema que para muchos puede significar palabras mayores. Tal vez pueda parecer estar en un punto de la narración algo descolocado pero para mí no lo está e intentaré justificar el porqué. Después de la separación y de tomar conciencia absoluta de que las intenciones de aquélla, que nunca nombramos por su nombre, eran claramente de separarme lo máximo posible de mis hijos, fui víctima de una sensación de desespero ante aquello y con la obsesión de hacer lo posible para que no se materializaran. Utilicé tantos recursos como pude imaginar y algunos, lo reconozco, más dignos que otros aunque no tardé mucho en darme cuenta de que lo principal, lo más importante, era salvaguardar lo máximo posible la integridad psicológica de los niños, inclusive poniendo en riesgo la mía propia. Si en un principio la esperanza de que el entorno más inmediato de aquélla que nunca nombramos por su nombre pudiera dedicarle un mínimo de atención y ofrecerle gratuitamente alguna que otra reflexión, con el tiempo fui de nuevo víctima del desengaño al comprobar que muchos, sobre los cuales tenía depositadas ciertas esperanzas, daban la espalda a aquella situación anómala y cruel. Los recursos se agotaban y sólo podía intentar imponer unos mínimos que tanto la ética como la justicia no podía negarme. Es ahí, en este punto donde aparece la escuela. En primer lugar porque la mayoría de estos entes se llenan la boca de buenas intenciones que luego por razones puramente mercantiles y por las prisas del día a día olvidan una y otra vez. En concreto la elegida para la formación académica de mis hijos es de fundamentos claramente religiosos y en cuyo ideario la palabra "valores" lo impregna todo, o mejor dicho, lo intenta impregnar todo. Fue una decisión originariamente en contra de mi voluntad ya que, al ser la misma que me educó de los seis a los catorce años y por no haberme generado recuerdos precisamente entrañables, pensé en aquella máxima que dice que en la variedad puede residir el gusto y al final primó más la cercanía geográfica y la posibilidad de que pudieran seguir sus estudios en el mismo centro después de la enseñanza obligatoria, que cualquier otra causa ideológica. La decisión la tomó unilateralmente aquélla que en aquellos momentos de mi vida las tomaba por todos sin grandes oposiciones exceptuando puntuales discrepancias. Eran precisamente estos supuestos "valores", los de la escuela, los que me hicieron albergar ciertas cuotas de esperanza ante sus posibles intervenciones o reflexiones en la causante del mayor de mis problemas y que pudieran dar un vuelco a una situación para mí del todo desesperante.

Por aquellos entonces las riendas de una de las sucursales de aquella institución de claro fundamento "marianista" las llevaba Manel, un religioso con los votos de castidad y pobreza, entre otros, supongo, que no ejercía el de la humildad y el de la comprensión. Digo esto porque ya fue doloroso todo el proceso de inscripción del primero de mis hijos al haber ideado, el tal Manel, un concierto con determinados parvularios de la zona entre los cuales se excluía precisamente el elegido desde que Miquel tenía dos años, incluido éste en la lista de los diez mejores de todo el país. Tal brillante decisión, a la del concierto me refiero, la tomó Manel, y siempre según sus palabras, sentado una tarde de primavera en un parque público, iluminado, con casi toda seguridad, por la virgen María y después, según él, insisto, de realizar un concienzudo estudio de campo y de mercado de las necesidades educativas del barrio y de sus feligreses. Puedo dar fe de que realmente hablar con él producía las mismas sensaciones que hacerlo con un iluminado al cual le brillaban los ojos al cantar con prosa las bondades y las prebendas de su fe. Sólo hablé con él un par de veces; la primera para suplicar que aceptara la inscripción de mi hijo y la segunda para solicitarle ayuda en el distanciamiento forzado y progresivo de todo lo relacionado en la vida de mis hijos y en ambas ocasiones el esfuerzo de contención realizado ante el personaje y sus iluminaciones casi me provocan una peligrosa urticaria. Me daba la sensación, la patética sensación, de que ante aquel personaje hasta cierto punto estaba prostituyéndome, no en cuerpo pero si en alma. Estaba suplicándole ayuda a un personaje con el cual la química más primaria reaccionaba de forma adversa hasta puntos dolorosos y aún así la necesidad, en ambos casos, me hacía devorar aquel gigantesco sapo peludo que se me atragantaba centímetro a centímetro a su paso por mi esófago. Si la primera ocasión de plática sirvió para inhibirse y convertir tal inhibición en puntual excepción, la segunda no sirvió absolutamente para nada. Estaba claro que aquel tema sencillamente se le escapaba de las manos e inclusive del propio entendimiento hasta tal punto que todo presuponía una auténtica dada de espaldas a una temática cada vez más extendida entre la sociedad, las roturas familiares. Tal vez pueda pensarse que mi intención era inmiscuir al colegio en un asunto cuyos protagonistas eran exclusivamente los dos actores de la situación, pero creo que no. Digo creo, porque ante el desespero quizás mis procedimientos no eran lo suficientemente claros o lo suficientemente reflexivos o racionales. Fuera como fuere la cuestión es que deseaba un gesto, quizás una simple mediación por parte de aquéllos a los que habíamos encomendado la parte correspondiente de la educación de nuestros hijos comunes, tal vez, por qué no reconocerlo, una tímida censura al contrario que quizás hubiera apaciguado la ira reinante y el deseo visceral de revancha.

Era una quimera, lo reconozco ahora y la ceguera me impidió verlo entonces, la misma ceguera que ataca a esos célibes que con su manto de santidad se erigen como consejeros y guardianes de la pureza más absoluta. ¿Cómo pueden devenir, aquéllos que viven tan de espaldas a la realidad, en consejeros matrimoniales o garantes de los más fundamentales valores cristianos? Siguen anclados en la esperanza de que la iluminación divina sustituya su inexperiencia sobre lo más mundano y ante su ausencia se lanzan como kamikazes a la promulgación de dogmas y sentencias. Fue mi propio desespero el que me hizo entrever en aquella insignificante persona un aura de errónea excepcionalidad. Al año de la súplica me dirigía a él con el siguiente mensaje intentando dinamitar una ínfima conciencia: ... por estas fechas hace aproximadamente un año que tuve una entrevista contigo. En aquella entrevista traté de buscar una solución, un consejo y básicamente ayuda. Pasado todo este tiempo puedo decir que todo sigue absolutamente igual o peor. Veo, asustado, como cada vez formo menos parte de la vida de mis hijos, Miquel y Aina, sin saber exactamente los motivos que conducen a esta situación. A lo que al colegio se refiere por parte de Miquel en todo lo que llevamos de curso no ha llegado a mis manos ni una sola circular de las actividades que realiza, exceptuando las notas del primer y del segundo trimestre, ni tampoco se me ha requerido mi firma para autorizar cualquiera de las actividades que realizan ambos ni en el colegio ni en el centro excursionista. En honor a la verdad, tengo que decir que no sé bien a quien responsabilizar de este hecho, si a los niños, o al colegio u a otra persona pero, como comprenderás, que por esta circunstancia no puedo ejercer ni mi derecho natural como padre ni hacer uso de la patria potestad compartida que legalmente tengo reconocida. Por este hecho, al margen de cualquier otra consideración, creo que vosotros como institución asumís unos riesgos que no os corresponden, aunque nunca os pediré más responsabilidades de las que son inherentes a vuestras actividades docentes. Por mi parte ya he iniciado las pertinentes acciones legales contra quien considero es responsable de gran parte de lo que aquí te cuento, y desgraciadamente no son las primeras ni creo que serán las últimas, y espero que como en las anteriores acaben por darme la razón aunque de poco me servirá. Volviendo al tema de los niños, antes de finalizar el curso pasado fui citado por la psicóloga de vuestro centro y me hizo saber que el estado de Miquel era aceptable y que a simple vista la separación de sus padres no parecía afectarle en demasía y que la única circunstancia que al parecer suponía un inconveniente para él era que su padre vivía con otra mujer que no era su madre. Esas palabras que insistentemente oigo procedentes de varios foros me obligan a hacer la siguiente reflexión en forma de pregunta: ¿es qué una persona, aquejada de una enfermedad neurológica y degenerativa, que ve que su vida se convierte en la lenta espera de su día final rompe con su compromiso adquirido quince años antes al ver que la otra parte del compromiso no asimila su enfermedad, no tiene derecho a conocer a alguien, a posteriori de esa rotura, con suficiente valentía para aceptar esa circunstancia y que con la cual pueda tener una vida regida por la paz y el amor?

Respecto a Aina, durante este curso he mantenido dos entrevistas con su profe-ora y al parecer este curso la niña demuestra una actitud más favorable que el año pasado, sin tener tantos altibajos y el flujo de información que me llega es bueno, por lo que estoy francamente agradecido. A la niña la veo más a menudo que al niño, ya que voy a buscarla cada tarde para llevarla a su domicilio aunque la propia progresión de la enfermedad pronto me impedirá hacerlo, ya que mis piernas empiezan a sentir las primeras consecuencias de la misma. Esta situación me entristece, pero no por el hecho de la progresión de mi enfermedad, la cual la tengo asumida ya hace unos años, sino que más bien por el hecho que el día que no pueda irla a recoger ya no podré gozar más de su compañía. La sinrazón de toda esta situación está llegando hasta tal punto que unilateralmente alguien ha decidido que ni yo ni nadie perteneciente a mi familia podrá asistir a la Primera Comunión de Aina que se celebrará el próximo mes de mayo de este año y no me refiero a los actos seudofestivos posteriores a tal ceremonia de los cuales perfectamente podemos prescindir, sino al acto religioso. No pretendo con estas líneas provocar en vosotros ninguna reacción ni pretendo censurar comportamientos, sólo recordarte aquellas líneas que escribiste en la página web del colegio en el que relatabas un sueño, un sueño en el que veías a Marcelino pasear por todas las estancias del colegio y que alegre observaba como ahora la institución Marista que él fundó no sólo impartía temarios, sino que además se preocupaba del bienestar de todos los que componemos la Familia Marista a la que también pertenecemos los padres, y se preocupaba de la mejor forma posible, impartiendo y enseñando valores, esos valores que me inculcasteis en mi niñez, valores por los que me he regido toda mi vida, valores que yo les deseé a mis hijos en el momento de elegir colegio aunque, y como bien recuerdo en nuestra entrevista, tú me dijiste, esos valores los impartís en el colegio sin poder controlar que tipo de enseñanzas reciben los niños fuera del horario escolar. No me extenderé más, sólo quería hacerte partícipe de esta extraña sensación de orfandad de hijos que me invade y que quizás tú no puedas entender, ya que el amor que un padre siente hacia sus hijos es a veces mucho más visceral, primitivo y animal que racional y lógico. Agradezco la molestia que te pueda suponer el tener que leer estas líneas.

Con el insano deseo de dejar en evidencia al objetivo de este mensaje, envié una copia del mismo a los tutores de las clases en las que en aquel momento estaban inscritas mis hijos. Cada vez tengo más claro, pese a que no se consigan los objetivos deseados, que el recurso de cantar en voz alta las excelencias, los defectos, las incongruencias, las incapacidades, etc. etc. de aquéllos que nos ofenden es, cuanto menos, reconfortante. De alguna manera esta publicidad es un acto de lucha contra esa costumbre tan "catalana" de emparedar lo feo, lo poco vistoso, lo poco políticamente correcto, o revestirlo de hipócritas sedas para disimularlo lo mejor posible. Difundir la punzante noticia, sea la que sea, es una práctica que algunos periodistas administran con sabiduría. Escribir este libro no es algo muy diferente a esa táctica periodística, por una parte puede usarse como libro de historia pero, por otra, es dejar constancia del personal punto de vista y vehículo de denuncia del deficiente comportamiento de otros. Así que como conclusión podríamos obtener que aquellos "valores" con los que se llenan la boca determinados centros educativos con marcado recetario religioso son devorados consciente o inconscientemente por sus correspondientes y subsidiarios responsables. Responsabilizar por completo a la orden o al temario de la misma sería injusto y es de agradecer que dentro de sus propios y peculiares procedimientos esté aquél que determina que en períodos no prolongados de tiempo sean sustituidos sistemáticamente estos responsables a fin de que no se apoltronen en el cargo e intoxiquen con sus dejes el funcionamiento del centro. Esta circunstancia hizo que Manel, al año de estos episodios, cesara en la dirección del centro y fuera sustituido por un seglar, que si bien no difirierá ideológicamente de la línea que marca la orden propietaria, su propia condición de seglar, que vive como y en consecuencia con la realidad social, le facilite a buen seguro una visión más integral del mundo, de la gente y de sus circunstancias. Con casi toda seguridad esta persona contraerá matrimonio, formará familia y si así lo desea tendrá descendencia por lo que podrá comprender lo que significan padres e hijos para unos y otros. No todo fueron desencuentros con el personal docente de la escuela donde recibían enseñanza mis hijos. Por un lado podríamos destacar a Gloria, que supo y quiso comportarse con Aina de forma entrañable y comprensiva durante dos años. Por otra parte estaría también Enric, que fue tutor de Miquel por el mismo periodo de tiempo. Él tuvo que soportar las iras de aquélla que nunca pronunciamos por su nombre y todavía hoy, pasado el tiempo, debe preguntarse el porqué.

Joan.- Apreciado Enric, recibí la semana pasada las notas de este trimestre de mi hijo Miquel y no puedo decir nada más que han sido desalentadoras. Desde que hablé contigo y me indicaste que su rendimiento había bajado, he intentado animarlo con buenas palabras y buenos propósitos a los cuales él me respondía siempre con una actitud positiva, pero el resultado ya hemos visto todos cual ha sido. He intentado en esta última semana hablar de una forma u otra con su madre para prestarle mi ayuda, aunque sólo sea económica, para ponerle un refuerzo semanal de tres horas (clases particulares), pero al final han desestimado esa opción. El contacto al final fue mediante un escrito del cual también tuvo una copia Miquel para que fuera consciente de mi preocupación y de la situación real y del peligro que correría si tuviera que repetir curso. Al parecer su madre se ha comprometido con él a realizar esfuerzos suplementarios, pero a cambio tengo constancia de que ha sido castigado con el retiro de todo aquello que entenderíamos como actividades lúdicas. No voy a caer en el impulso de juzgar esto último, pero no puedo resistirme en decir lo curioso que me representa que la gente pida el fin de una guerra que aunque relativamente es cercana a nosotros, físicamente es distante y en cambio no seamos capaces de solucionar nuestros particulares guerras mucho más cercanas tanto geográficamente hablando como sentimentales. Sinceramente no sé que puedo hacer yo por ayudar a Miquel exceptuando el procurar no machacarlo en exceso con este tema y mantenerme receptivo y a la espera a cualquier ayuda que él pueda pedirme. Si tú consideraras algo que yo pudiera hacer te ruego me lo hagas saber.

Enric.- Sento que les notes no hagin estat com podien haver estat, però el cert és que jo també vaig parlar amb ell i li vaig dir que depenia d'ell, doncs estava en la corda fluixa amb algunes, com vam comentar. Em va dir que faria els possibles, però el cert és que no ha estat així. El tema de repetir curs jo el plantejo més per espantar-lo que no perquè sigui un perill real, sobretot si en Miquel fa el que ha de fer, doncs capacitat en té de sobres. Divendres tindré entrevista amb la seva mare, que dit ja de pas, m’ha enviat una nota responsabilitzantme dels mals resultats del vostre fill i expressant que no sóc una persona digna de confiança. T’ho comento perquè penso que és un judici injust, sobretot quan a principi de curs, en l'única entrevista que he tingut amb ella jo li vaig donar una sèrie de recursos a través de l’agenda perquè se n’assabentés de la marxa d’en Miquel en qualsevol moment del curs sense cap tipus de problema, i que ella no ha fet servir en els set mesos que portem de curs, doncs ella només volia que jo em fes càrrec del seguiment d’en Miquel al centre i esperaria les meves notícies, tot i jo li vaig dir que és complicat (dono classe a 200 alumnes i sóc tutor de 31), i que li pregava que fes ús del que li vaig aconsellar. A més, una de les tasques que, des del meu punt de vista, correspon als pares és fer el seguiment directe del seu fill i no delegar en terceres persones. T’ho explico perquè ets el pare d’en Miquel, perquè sàpigues com està la situació i perquè m’he sentit personalment dolgut, ja que em sento qüestionat com a persona i com a professional. Et demano que per favor no li comentis res ni a ella ni a en Miquel, però crec que com a pare d'ell n’hauries d’estar al corrent. Miquel té el problema que no assumeix les responsabilitats que suposen els estudis amb la constància que caldria, perquè ha suspès tres de les assignatures per autèntica deixadesa i no estudiar una mica més, doncs en l’última setmana de crèdit, 4 dels 5 suspensos depenien del seu últim examen i ell ho sabia prou bé. Espero que canviï d’actitud pel que fa a la responsabilitat, doncs com a persona i com a alumne a classe no genera mai cap problema (com a mínim aquest curs). Sigui a base de professor particular o qualsevol altra mesura que es pugui prendre, cal un compromís ferm per part d’en Miquel i, naturalment de qui l’ha de controlar constantment, i que no és, en absolut, el seu tutor ni el centre. Agraeixo que et posis en contacte amb mi i resto com sempre a la teva disposició.

Joan.- ... quizás este mensaje a priori pueda parecerte algo largo y extenso pero no puedo evitar escribirte básicamente para hacer los homenajes pertinentes a ciertas personas. También quisiera que comprendieras el lenguaje o la forma de expresarme que utilizaré en la redacción de estas líneas pero seguro que podrá servirte para entender algunas cosas. El primer homenaje es hacia ti ya que de ninguna forma se te puede responsabilizar de una actitud ajena a tu persona y a tu trabajo. Decir que el único responsable de las notas de Miquel es el propio Miquel sería lo más fácil para el entendimiento de la mayoría pues tiene la capacidad y la edad suficiente como para asumir esa responsabilidad, aunque conociendo como conozco el caso puedo asegurarte que no es del todo así. La sobreprotección por parte de su madre a la que se ha visto sometido durante muchos años hace que él casi por obligación asuma ese papel de protegido hasta las últimas consecuencias inclusive sobre las que estamos hablando. Esta última afirmación viene refrendada por la negativa a la ayuda que le he propuesto para que alguien del exterior ayude académicamente a Miquel ya que, según el mismo Miquel me ha informado, su madre asumirá ese papel de refuerzo. Para entender aún más un poco la situación, añadir también que debemos hacer el esfuerzo de ver a Miquel como un sobreviviente a una situación que él todavía no puede entender y que su interior le dice que ni siquiera debe realizar ese esfuerzo para no sufrir consecuencias no deseadas o posibles represalias. Sé que esta metáfora es quizás un poco cruda pero entendamos aquello de que raramente un perro morderá la mano de quien lo alimenta. Y es que aunque para mí a priori y mirado desde el punto de vista de los demás pueda resultarme muy fácil hablar en este tono bajo una ligera sospecha de resentimiento, es precisamente todo lo contrario. La prudencia me obliga a no complicar la vida a dos personas que no son otra cosa que mis propios hijos y debido a que deben vivir una situación que yo nunca provoqué, debemos considerarlos como víctimas colaterales de un conflicto que unilateralmente se ha creado. Estamos hablando de una persona con una capacidad intelectual por encima de la media pero incluso en regímenes del todo fascistas siempre han habido personas o ideólogos con capacidades similares. Básicamente se trata de una persona que se rige por completo bajo unos cánones de absoluta perfección. Todo aquello que se aparta de esa perfección, de su perfección, es perseguido, cuestionado y si llega al caso sacrificado o eliminado, de ahí quizás uno de los motivos principales de nuestra separación ya que se produjo cuando el diagnóstico de mi enfermedad era irreversible. Esta prudencia a la que hago referencia es la que me empuja a que no hable con nadie o casi nadie de este tema, en primer lugar porque me produce ciertas dosis de vergüenza personal por no haber logrado conducir esta situación a un final menos traumático para todos y en segundo lugar porque comprendo que cada cual ya tiene bastante con lo suyo. También por esto quiero que sepas perdonarme la ligereza de explicarte todo esto pero pretendo que con ello puedas entender un poco más a cada uno de los interlocutores.

No pretendo ni por un momento que te alinees en un bando u a otro pero por el hecho de ser una parte, hoy por hoy, importante de la educación académica de mi hijo sí considero que debes tener derecho a la información. He intentado prácticamente desde el nacimiento de Miquel influir en algo en su desarrollo personal como lo haría cualquier padre, pero me ha sido imposible. Como ya te comenté el día que tuvimos la entrevista, el problema de mis hijos es que reciben una educación monoaural. Para conseguir este fin simplemente ha fomentado la incomunicación permanente no atendiendo ninguna de mis llamadas telefónicas, ninguno de mis requerimientos por escrito, etc. De esta forma todo aquello referente a la vida de mis hijos lo sé por lo que ellos mismos me cuentan, aunque comprende que no puedo obtener esa información bajo presión sino por los quince minutos que comparto cada día con la niña en el momento de recogerla del colegio para llevarla a su casa, acto que tengo reconocido por resolución judicial, y los cinco minutos que Miquel ha decidido a escondidas de su madre pasar conmigo los lunes antes de entrar al colegio además de la diaria llamada telefónica que me autoimpongo y les impongo para poder hablar cada día del año con ellos sin excepción. También creo que es interesante que sepas que debido al hecho de que puse en conocimiento de los juzgados de familia el incumplimiento repetitivo del régimen de visitas al que tengo derecho, la persona de la que hablamos en colaboración con sus representantes legales no tuvo el más mínimo reparo en decir por escrito que debido a mi enfermedad soy una persona incapacitada para hacerme cargo de cualquier cosa referente a la educación de mis hijos, una persona encerrada en su propio problema y que utiliza dicho problema para conseguir que los demás accedan a sus propósitos y que mis comportamientos, refiriéndose al acto de denunciar sus incumplimientos, eran causantes de depresiones y bajo rendimiento escolar de mis hijos y que para postres compartía mi vida con una persona aquejada de una enfermedad crónica que no hace nada más que refrendar que todo aquello que se aparta de su peculiar perfección debe ser castigado. No recuerdo donde leí una vez que por mucho que te creas que una persona es capaz de quererte nunca serás capaz de imaginarte todo el daño que podrá hacerte. Y así ha sido, soy víctima de la peor de las torturas, dejando al margen los condicionantes propios de mi enfermedad y que no es otra, esta tortura, la de verme sistemáticamente alejado de mis propios hijos por una decisión otra vez unilateral de una persona que tiene cierta tendencia a dictar obligaciones, leyes y comportamientos para cumplimiento exclusivo de los demás.

He solicitado ayuda en todos los foros imaginables incluyendo la justicia, familia e incluso vuestro propio colegio, pero unos por un exceso de protección hacia el factor femenino, otros por tratarse de un enemigo muy poderoso para ellos y otros por no querer involucrarse gratuitamente en un tema de difícil solución, la verdad es que todo sigue igual que desde el principio. Quiero expresarte este sentimiento de vergüenza ajena que me hace sentir las acusaciones de las que ahora tú eres víctima, quiero expresarte y aunque parezca en un principio un peloteo gratuito, que tales acusaciones las encuentro del todo injustas en primer lugar porque en todos los años de colegio de Miquel creo que has sido de los pocos que ha sido un poco consciente del problema. También quiero que sepas que no te quepa ninguna duda de que Miquel está absolutamente convencido de que este año le ha tocado como tutor uno de los mejores profesores que jamás tuvo y así me lo ha hecho saber cuando nadie más puede escucharnos y como prueba de ello quizás su buen comportamiento, como tú ya me has hecho saber a lo largo de este curso. Él simplemente está asustado con la idea de repetir curso aunque no tengo muy claro todavía que es lo que más le asusta, si el hecho específico de repetir o las consecuencias que en su vida esto le pueda reportar. He intentado a base de repetición hacerle ver que con un mínimo de esfuerzo por su parte podrá superar este obstáculo y con él aumentar la calidad de vida de todos incluida, por supuesto, la suya propia. Comprende el temor que me invade a que esta persona sea capaz de anteponer sus extraños intereses a no recibir nada que pueda venir de mi parte antes que al interés de que Miquel pueda superar esta situación con la ayuda de todos, comprende también el temor que me invade al pensar los posibles actos o comportamientos de desesperación que la presión a la que él está sometido puedan derivarle. Yo no hago nada más que repetirle que antes de cualquier temor o duda ante cualquier cosa de su vida tenga a bien comunicármelo o comentármelo de la forma que sea y que en todo momento estaré a su disposición, me encuentre en el estado en el que me encuentre, ya que por suerte mi salud mental es lo suficientemente fuerte como para asumir cualquier problema que él me pueda generar. Te aseguro que la sinrazón de esta situación llega hasta los extremos que la madre de Miquel es capaz de inventar situaciones que nunca han ocurrido como supuestas infidelidades pasadas y que tanto ella como los niños se encuentran en una situación algo aislada del resto del mundo por lo que, incluso, las amistades de toda la vida han tenido que irse apartando paulatinamente de su entorno y tras largos análisis por mi parte lo único o la única razón por la que ha llegado a ese extremo es la de justificar el porqué una persona en un estado de salud precario, como el mío, ha sido capaz de abandonar casa y familia por el "simple" hecho de liberarse de tal fenómeno. Para acabar sólo puedo pedirte el esfuerzo adicional de que comprendas que tal vez, Miquel, sea también un poco víctima de todo esto y que, aunque me duela decirlo, porque no me cabe ninguna duda de lo contrario, cualquier mal entendimiento que puedas tener con su madre no lo extrapoles a él que bastante ya tiene. Creo que también es lícito que sepas que esto no es la primera vez que pasa en la vida escolar de Miquel, que ya sucedió en tercero en el centro de primaria y que justamente desde entonces de una manera u otra nos ha perseguido este tema en el transcurrir de los años. A mí personalmente aquellos acontecimientos me causaron alguna recaída de salud y me aterroriza la idea de pensar que la historia vuelve a repetirse. Enric, sinceramente no sé como pedirte disculpas aunque sea de una forma subsidiaria, pues como habrás entendido a través de estas líneas, yo poco tengo que ver con esas acusaciones y yo poco puedo hacer para poner remedio a esta situación adversa a la que ahora te ves sometido. Lo que sí puedo hacer es pedirte disculpas por semejante discurso que acabo de escribir y ofrecer mi colaboración en lo que sea posible.

Enric.- Gràcies per tot. No pateixis, que no considero en Miquel com a responsable d’actes que no són seus ni prendré cap tipus d’actitud negativa envers ell pel que passa. Crec que cada persona ha de ser responsable del que li pertoca i saber assumir la seva part de responsabilitat, i si no en sap, doncs si pot i vol, n’haurà d’aprendre. No obstant, com ja et vaig comentar, només volia comentar-t’ho per la part que et toca, i ja et diré com ha anat l’entrevista amb la seva mare el divendres. Agrair-te la teva col·laboració i, si hi ha res, ja t’ho faré saber.

Enric.- Primer comunicar-te que vaig tenir una entrevista amb la mare de Miquel, i després d'ella va quedar bastant clar que cada part havia d'assumir la seva part de responsabilitat i fins i tot va demanar disculpes si la seva nota havia estat ofensiva, ja que no havia estat la seva intenció. Bé, jo no sé si ho havia estat o no, però l'important era arribar a una entesa per al benefici de l'educació de Miquel. Considera ella que Miquel ha d'acceptar també la seva responsabilitat, i per assolir això adoptarà les mesures que cregui convenients. Respecte al rendiment de Miquel, sembla ser que ha millorat alguna cosa, encara que haig de reconèixer que, per exemple en anglès no va sobrat..., com sempre entre el 4 i el 5. Quan vaig fer l'últim control d'agendes, no tenia totes les notes apuntades però ell assegurava que els resultats que faltaven eren bons (li atorguem el benefici del dubte?). Diu que s'ha adonat del que ha de fer i que ho farà. No he pogut parlar amb la resta de professors. Intentaré fer-ho. La forma més fàcil seria demanant, via agenda, a cada professor l'estat actual de notes de Miquel, però la seva mare va dir que no estava disposada a fer això, així que per la meva part intentaré assabentar-me d'alguna cosa més en concret, però el procés és més lent i només queden 3 setmanes de curs ordinari, abans de colònies i el crèdit de síntesi.

 Joan.- En primer lugar darte las gracias por la información que me das, por tu interés y también por tu paciencia. Por mi parte no tengo otra opción que concederle a Miquel el "beneficio de la duda" como tú bien dices, aunque a veces esto me haya provocado más de una sorpresa. Un poco en clave de humor a todos nos suena esta rimbombante palabra de "todo va bien" pero quizás el aceptar esas palabras no sea nada más que ir aceptando paulatinamente mi mutación de padre a un seudo refugio de una presión constante, algo parecido a un muro de lamentaciones que Miquel utiliza cuando le conviene. Sea lo que sea y en las condiciones que estamos ya me parece mucho y me conformo. No me cansaré de repetir que lamento mucho que de alguna manera te hayas visto implicado en esta sinrazón pues procuro por todos los medios que nadie, y en primer lugar los niños, se vea salpicado de forma alguna en esta situación pero a veces pienso que lo que para algunos sería lo más fácil, el despreocuparme por completo de todo lo referente a ellos, para mí significaría como perder un poco el sentido de la vida.

Tenía razón Enric en aquello que la máxima responsabilidad de la formación integral de los niños corresponde a sus padres. Entendamos pues esta afirmación como algo genérico de la que, no obstante, cuelgan multitud de flecos que admiten reflexiones más profundas. La escuela como servicio público y por fin universal debe asumir la corresponsabilidad que se le otorga y se le exige. La mayoría, tanto estatales como concertadas, están dotadas de los servicios mínimos que se le exigen para efectuar un seguimiento profesional del rendimiento de aquellos alumnos a los que admiten. Es complicado, lo sé, pero no podemos tratar a niños de la misma manera que tratamos a cabezas de ganado ni tampoco convertir sus rendimientos o sus particulares idiosincrasias en fríos números estadísticos que valoran conocimientos y actitudes. Los niños no son notas académicas y tal vez, en muchos casos, esas mismas notas pueden reflejar no sólo un conocimiento enciclopédico de un temario sino también algún factor determinante que incida directamente en ese conocimiento. No nos basta reconocer que un niño tiene capacidad para sacar unas notas aceptables pero que debido a su bajo rendimiento no consigue unos mínimos deseados. Quizás tengamos que dar un paso más y determinar que causas son aquéllas que impiden que un menor, sin realizar un descomunal esfuerzo, pueda rendir en unos niveles satisfactorios en beneficio propio y para tranquilidad de sus progenitores y educadores colegiados. Quizás mucho tenga que ver toda esta teoría con esos valores a los que vamos refiriéndonos en todas estas páginas. Si se fomentara tanto por parte de los padres como por parte de los profesionales que desempeñan las funciones de educador en las escuelas el valor de la responsabilidad, pero no de palabra sino de forma efectiva, tal vez el menor entendería que es parte de su responsabilidad aprovechar esa grandiosa oportunidad que es la educación obligada y gratuita en los países desarrollados. La mayoría de las veces multitud de tecnócratas que se dedican a la enseñanza se limitan a impartir temario olvidando cualquier concepto más y por supuesto olvidándose de valores o conceptos parecidos que exigen dedicación. No son situaciones generalizadas, es decir, no todos optan por la más común de las técnicas y los hay que se implican de manera notoria, tal vez éstos hayan entendido que se les hace entrega de un preciado tesoro por parte de los padres que es esa corresponsabilidad en su enseñanza y formación que mucho influirá en la manera de ser y en la manera de comportarse en el futuro de sus hijos. Enric descubrió, de manos de aquélla que nunca pronunciamos por su nombre, la técnica policial de la cual ya hemos hablado alguna vez, aquélla que consiste en primero pegar para luego preguntar, y en el caso de que descubramos nuestro error de cálculo poder pedir el pertinente perdón. La técnica, como mínimo, ofrece unos niveles determinantes de intimidación que marcan para una larga temporada al golpeado que condiciona sus actos a partir de ese momento para no volver a ser víctima de ningún golpe injustificado. La técnica es efectiva, lo puedo asegurar, y acostumbra a funcionar de forma sublime en aquellas personas a las que podríamos colocar la etiqueta de "buena fe" ya que éstos acostumbran a reprimir el contraataque con la sana intención de no entrar en una pelea o guerra de incierto desenlace. Los que no creen en la violencia son capaces incluso de realizar el esfuerzo de recibir el primer bofetón sin contestar al ataque sin antes preguntar como mínimo el porqué. Los hay que hoy por hoy todavía desdeñamos la teoría de que la mejor defensa es el ataque.

Enric.- Només volia donar-te la bona notícia que Miquel ha aprovat tot en aquesta tercera avaluació, demostrant que quan vol, ho pot fer. No obstant, a causa del seu rendiment irregular durant el curs passarà a quart amb una pendent: català, però que la podrà recuperar el pròxim curs. Et pregaria que no li diguis res a Miquel, doncs en principi això és informació confidencial fins la pròxima setmana, data en la qual es lliuraran les notes i de les quals ja et faré arribar una còpia.

Joan.- Apreciado Enric, llevaba dos semanas que por un problema generado por el exterior y también por las temperaturas elevadas no dormía lo suficientemente bien y francamente estaba desanimado, pero al leer tu mensaje éste no hizo más que provocarme el llanto mientras me invadía una sensación de alegría y tranquilidad. Tienes razón, así es Miquel, capaz de hacernos volar por las nubes y seguidamente arrastrarnos por el barro, siempre moviéndose por el límite del caos. Supongo que cuando esta noticia sea extensible a todos ya habrá quien quiera apuntarse el mérito exclusivo pero me da absolutamente igual, lo importante es que el resultado final al único que beneficia es al propio Miquel y a nosotros a su vez nos da argumentos para que cuando vuelva a bajar el ritmo podamos recordarle que es capaz de remontar y casi sin despeinarse. Escribo esto y me río pensando de que con Miquel tenemos a un ciudadano modélico al que sólo se le controla con la amenaza de la multa como la inmensa mayoría que sólo moderamos la velocidad conduciendo un coche bajo la amenaza del radar y sus consecuencias. Hace poco vi que llevaba una camiseta del Che que compramos juntos y le dije que de momento le consideraba indigno de llevar esa camiseta y él me preguntó el porqué. Yo le contesté que a él no le veía el instinto revolucionario por ningún sitio y que hacía esa afirmación al ver que ni siquiera era capaz de demostrarnos que podía superar esta crisis académica para hacernos callar a todos. Comentarios como éste que a veces no sé si son acertados o desacertados hace que también me sienta un poco corresponsable de lo que Miquel acaba de hacer, como también te considero a ti corresponsable por la parte que te toca, de las charlas que has tenido durante este curso con él, por lo que no me queda nada más que el darte las gracias, gracias también por tu comprensión hacia mi situación y gracias por tu paciencia. Poco queda en el tintero sobre este tema. No sería justo acabarlo sin hacer mención del último profesor que Aina tuvo en primaria. Salvador, ése era su nombre. Curioso adjetivo para la única persona de todo el gremio que me dijo que un servidor, el que esto escribe, lo estaba haciendo lo mejor posible, lo mejor que me dejaban. Me dijo esto como también me dijo que Aina era buena, muy buena en su interior, y que necesitaba todo el cariño del mundo posible pero que exteriorizaba no desearlo, una niña a la que todos deseamos amar pero que no se deja querer.

Acabaremos el capítulo con un escrito que presenté en los "Jocs Florals" organizados por el colegio de obligado tema que aproveché para dirigirme a Aina y Miquel: A vosaltres, fills Estimats fills, des de que vaig saber el tema sobre el qual aquest any versarien tots els escrits que es presentaran en aquests jocs florals no he pogut parar ni un sol moment de pensar quantes coses us vull dir. Corren temps dolents per a tots, tant a nivell personal com d’interès general. Potser, fent un an|lisi exhaustiu i potser fins i tot metafísic d’aquests temps dolents, tot es pugui resumir en els mateixos termes; la intolerància, la prepotència, la negació de la veritat, la manipulació, l’engany, la deformació de la realitat pel pur interès propi d’alguns, el desig incontrolable de violència en qualsevol de les seves formes. Tot això fa que les coses estiguin actualment com estan amb molts dels sentits de les nostres vides. De vegades, fins i tot ens costa de frenar un impuls primari de combatre aquests antiva-lors amb les mateixes armes i sols uns pocs privilegiats són els que, desprès de profundes i llargues anàlisis, aconsegueixen resistir i dominar aquests impulsos i combatre aquelles formes il·lògiques de vida, amb la tolerància, la solidaritat i el diàleg. Sovint, en totes les etapes de la nostra vida ens movem i vivim sota un marge molt estret. Com el títol d’una recent pel·lícula voltem per sobre d’una “estreta línia vermella” que separa el bé i el mal i potser la diferència entre estar a un costat o a l’altre d’aquesta línia és atresorar en el nostre interior uns conceptes als quals per simplificar anomenem “valors”. Valors, paraula tan malament utilitzada en moltíssimes ocasions, concepte simple, enarborat per ràncies tradicions i apreciat tresor per tot aquell que de veritat aprecia tindre la més mínima porció de qualsevol dels conceptes que formen part d’aquesta estranya poció que acabem d’anomenar valors. I tornem al principi, recordant el lema d’enguany i sobre el qual tothom par-lar| en aquests jocs florals “DINS TEU, UN TRESOR PER DESCOBRIR” perquè justament és així, perquè dins de vosaltres es van arrelant amb l’esdevenir del temps cada una d’aquestes essències, cada un d’aquests valors que en el vostre aprenentatge, que en les vostres companyies, que en els vostres actes i que en els vostres comporta-ments, un cop destil·lats s’aniran dipositant dins de vosaltres. Passar| el temps i la vida i alguns d’aquests valors es convertiran en dogmes i altres aniran canviant, aniran millorant, es reinventaran com la mateixa vida i també n’aprendreu de nous. Valors, que ni en les condicions més extremes, com per exemple la tortura, ningú us podrà lle-var. Això serà el vostre tresor, el convenciment de les coses ben fetes, el convenci-ment de la lògica dels vostres actes, de la tranquil·litat que ens proporciona viure en pau amb nosaltres mateixos, amb els nostres semblants, amb la natura, amb la gent que estimem i també amb aquells que volen ser els nostres enemics.

Són tantes coses les que voldria dir-vos i tantes altres de les que voldria parlar amb vosaltres, que potser no hi hagi prou paper al món per escriure-les amb la mateixa quantitat i rapidesa que apareixen al meu cap. Vosaltres, fills meus, també sou el meu tresor, perquè també esteu dintre meu. Vosaltres també sou els meus valors, per als quals visc, per als quals m’esforço, per als quals em llevo cada matí amb ganes de gaudir el dia que comença. Vull aprofitar aquesta oportunitat per dir NO A LA GUERRA, ni a aquesta ni a cap, ni petita ni gran, no a les postures inflexibles, no a la prepotència del que es creu poderós, no a res que ens faci sentir menys lliures.