sábado, 14 de mayo de 2011

Victimismo

Voy a entrar en un terreno delicado y sinceramente no sé si tengo las cualidades suficientes como para afrontar un debate de estas características en el cual, lógicamente, de ninguna manera puedo tener una posición imparcial. Quería hablar del victimismo. Victimismo, para que nos entendamos y dicho de una manera corta y clara "hacerse el víctima". Creo poder decir que aquel que me conoce, mejor dicho aquel que haya querido conocerme bien, podría decir que en estos 16 años que llevo padeciendo esta enfermedad no puede decir que alguna vez me haya oído quejarme, excepto de una cosa que en principio nada tiene que ver con la enfermedad, o sí, porque tras análisis sosegados (tengo tiempo infinito y casi exclusivo para eso) tengo una sospechosa certeza de que, lo quiera o no, gran parte de los acontecimientos en todos los sentidos, inclusive en el de las relaciones sociales, están condicionados precisamente por padecer una enfermedad degenerativa que conforme avanza se hace cada vez más visible. No obstante sí podríamos llegar a convenir que víctima de algo sí soy, aunque esta misma afirmación podría ser literalmente sospechosa de victimismo y personalizo, por no establecer generalidades que en determinados momentos pudieran ofender a otros afectados de esta o de cualquier otra enfermedad, así que hablo por mí (y muchas veces pienso que también para mí). Porque básicamente el destino nos ha regalado con este fatal premio aleatorio sin ni siquiera haber pensado nunca en comprar una participación en este macabro sorteo. El tipo de educación que recibimos en nuestra sociedad está basada en unos fundamentos cristianos que no paran de insistir en que "quien la hace la paga" o también en el concepto "causa-efecto". Lo digo porque uno podría llegar al mismo estado físico de alguno de nosotros empujado por un accidente traumático inesperado (lo más parecido a nuestro caso) o por una fatal circunstancia determinada tras afrontar alguna situación de peligro voluntariamente. Es decir, las probabilidades de darse un leñazo en moto a 300 km/h y quedarse tetra o parapléjico en teoría y según los conceptos anteriores a los que hacía referencia son mayores que viajando en transporte público. Pero, en fin, esta conclusión sería el fruto de esa deformación educacional a la que echamos mano como referente para justificar determinadas cosas y algunos otros casos para maldecir la aleatoriedad del fenómeno y para respondernos infructuosamente, de alguna forma íntima, la eterna pregunta: ¿por qué yo?, o también esta otra muchísimo más cinematográfica: ¿qué he hecho yo para merecer esto?


Hablo de esto y de esta forma, aunque alguien pueda dudar de ello, como ejercicio personal de sinceridad porque de alguna manera y casi constantemente me pregunto el porqué de determinadas actitudes de aquellos que nos rodean intentando encontrar explicaciones a sus comportamientos en el sentido de interrogarme a mí mismo si esos comportamientos son más responsabilidad mía que suya. Y ahora conviene un momento de sinceridad absoluta (se me escapa la risa) y reconocer que en ocasiones... (no veo muertos) gente importante, como personajes de primera línea en mi vida, han llegado a insinuarme que me aprovechaba de mis propias circunstancias, de mi enfermedad, claro. Así que me da por relacionar estos dos conceptos el de "aprovecharme de mi propia circunstancia" y el de "ir de víctima" que así, puestos juntitos, bien pueden servir como eufemismo el uno del otro. Y claro, como mecanismo puro y duro de autodefensa lo primero que hace uno es negar tal acusación, pero como ya he insinuado con anterioridad esta gente de primera línea lo es precisamente porque cada uno de nosotros les otorgamos esa categoría y por lo tanto aunque intentemos representar lo contrario sus palabras hacen un hueco en nuestra mente por lo menos hasta que decidamos borrar con Tippex su importancia en nuestras vidas.


Pongamos un ejemplo real para que se entienda bien de lo que estoy hablando y así de paso dejamos un tema zanjado. Volvamos hacia atrás en el tiempo y situémonos el punto de salida de toda esta historia que justifica la creación de este blog. Hablaremos (poquito) de mi ex–mujer y de su reacción ante mi enfermedad, dejando de lado la ignorancia compartida de aquellos momentos iniciales sobre aquello que me estaba pasando. La única información de la que disponíamos era la que nos proporcionaba el neurólogo de turno. Por aquel entonces no estaba tan extendida la costumbre de hoy de poner una palabra en la línea de búsqueda del Google e informarnos bien o mal (aquí hay debate) sobre aquello que buscamos. Pero la ignorancia voluntaria hoy en día y 16 años atrás es un estado absolutamente temporal y voluntario así que en privado uno puede acceder a cualquier tipo de información y lo primero que encuentra cuando la palabra clave es "ELA" es que la esperanza de vida es igual a la de tres o cinco años. A partir de ese momento y dependiendo de cada caso, que como dicen cada uno es un mundo, en silencio e íntimamente cada cual se prepara para afrontar ese período de tiempo. Para nada sería bueno establecer un parámetro general de reacción ante semejante adversidad y ante semejante expectativa pero el esquema vital se desmorona y entras en una especie de figurado reservado, un exclusivo "corredor de la muerte" con tortura física, donde la esperanza y el futuro se desvanece, desenfoca o simplemente se convierte en algo que no queremos ver, a lo que no queremos mirar. Con 33 años y esa perspectiva el sentido del humor, la paciencia, la tolerancia y el carácter tienden a variar respecto a lo conocido hasta entonces, sobre todo hasta que no se acepta lo irremediable, y digo esto a modo de excusa, que no la tiene, porque existen formas y maneras para afrontar en equipo esta situación y cualquier otra que se nos ponga por delante, ¿verdad?


En fin, que cuando el pronóstico se altera y rebasa el período de tiempo previsto se ponen a prueba toda clase de resortes o, como metáfora, se ejecuta "la prueba del algodón" y no todo lo pasa. Así que de su boca salió y por primera vez llegó a mis oídos la frase: "te aprovechas de tus circunstancias", cuando por desgracia mis circunstancias eran las que eran y ya evidentes en aquel punto, tanto que ya reclamaban ciertas adaptaciones y ciertos cambios en el día a día que convertían en absurdidad la negación de la conveniencia de esos cambios. Así que mi "aprovecho" poco a poco se fue convirtiendo en la pública afirmación ajena de "qué desgracia la mía, mira lo que le pasa a mi marido" multiplicando el número de víctimas de la situación aunque sin deslegitimarle para nada la categoría. Al final pasó el tiempo empujándonos metafóricamente el uno al otro hasta llegar el momento en el que había que tomar la decisión de salir por la puerta andando cuando todavía podía o por salir por la ventana de cabeza, lanzando al garete el concepto, también cristiano, de "en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe". En su defensa sólo cabe añadir que en el rito civil esta cláusula se omite y que por lo tanto en este caso no sería reprochable. La duda siempre planea como un carroñero por encima en forma de pregunta: ¿me fui yo, valientemente, decidido a no soportar más desencuentros y sin analizar ninguna perspectiva?, o por el contrario ¿me empujó para que me fuera con la única intención de quitarse un problema aún sin identificar de encima?


No seguiremos con los reproches, para ello ya escribimos en su día un libro de 636 páginas dedicadas exclusivamente a ello. Pero lo que sí quería era incidir en ese factor tiempo de la expectativa ampliamente superada, para lo bueno y para lo malo. Para lo bueno solo habría que contar el número de veces que nombro el nombre de quien me acompaña en estos apuntes, a la cual de no haber superado esa expectativa no hubiese tenido el enorme placer y la enorme satisfacción de haberla conocido, pero que para lo malo pienso a menudo que supone para muchos una auténtica prueba de paciencia o resistencia mental. Tal vez sea que te quieren tanto que se agotan de verte consumido o mermado hasta tal punto de que les cueste reconocer al ser amado inicial o que el sufrimiento que les genera esa visión se convierta en insoportable o que, simplemente, huyan en dirección contraria al problema como ya insinuábamos en el caso anterior. No es ninguna ironía. Lo digo porque hasta incluso puedo hacer el ejercicio mental de ponerme en su lugar y comprenderlo aunque de ninguna manera de forma imparcial porque yo tengo el conocimiento de estar en el otro lado y responder que hubiese sido si no hubiese sido me resulta a mí muchísimo más fácil.


Del resto, amigos, familia, podríamos explicar casos parecidos, incluso el de mi propia hija que celebró su mayoría de edad ganando un concurso literario en su Instituto relatando de forma ¿ficticia? mí muerte sin ahorrarse la acusación directa de mi comportamiento victimista.



http://www.maristes.org/scorts/1.0.11/index.php?option=com_content&task=view&id=431&Itemid=118



Al final, sin extraer una conclusión clara, puede ser que estas mismas líneas, este mismo blog, resulta ser un acto que refleja sin la menor duda esa posición victimista que tanto me hace comer el coco, pero aligero la culpa pensando que el título del blog no puede llevar a engaño a nadie y que queda de forma clarísima cual es la temática que se trata. Así que una vez descansado con tanto rollo y pidiendo disculpas a mis queridísimos y queridísimas lectores puedo dejar este tema atrás y dedicarme a vivir nuestro peculiar día a día.



JR-Texas


4 comentarios:

Belen dijo...

he llegit el relat de la teva filla i m'ha glaçat la sang... i que consti que no vull jutjar-la eh? és impossible posar-se a la pell dels demés.
en quant a l'actitud victimista, sense coneixet nomes puc dir que alguna vegada tots ho hem fet i crec q en el teu cas, si es que l'has tinguda aquesta actitud, és totalment justificable.

ànims

Belen dijo...

ah! i per cert, la firma correcta és
JR Southfork Ranch, Texas


pd: es nota q no tinc ganes de currar eh? je je

Gala dijo...

Mil gracias por tu blog, supone una gran ayuda. Desde enero tenemos la ELA en casa y leerte alivia.
Mucho cariño!
Gala

Joan Garrido dijo...

Gala, gracias por tus palabras. La intención primaria del blog era precisamente esa, la de transmitir mi experiencia y que pudiera servir de ayuda a otros afectados. Como verás también lo utilizo como confesionario virtual. Estoy a tu disposición para lo que quieras.